Hemos querido hablaros de la amistad sincera a través de un bonito testimonio de una persona que la ha encontrado, tras mucho tiempo de búsqueda. Esta persona llegó a incluso a dudar que existiera este tipo de amistad, pero no desfalleció. Y, por supuesto, no cambió su forma de entregarse a los demás. No renunció a ser quien era. Y finalmente encontró a ese amigo sincero que cambió su vida. Precioso testimonio.
«Durante mucho tiempo creí en la amistad sincera de ciertas personas y cuál fue mi decepción al descubrir que era una amistad de dirección única. Yo, cuando estas personas necesitaban de mí, estaba siempre ahí. Pero cuando yo les necesitaba… ellos nos estaban.
Con el transcurso de los años, aprendí que sí existían amistades sinceras y que si se quiere guardar esta amistad como un tesoro, hay que hacer como cuando se está enamorado: hay que alimentarla. Como podéis intuir, tuve por fin la posibilidad de conocer lo que es una amistad sincera.
Cuando siento pena o alegría, esta amistad está siempre ahí para mí. Cuántas veces esta persona me ha animado, apoyado o felicitado… ¿¡Hay algo más bello que algo así?! Esta persona no tiene miedo de decir que me quiere o que le gusta lo que hago. Existe una complicidad entre nosotros que nunca antes conocí.
Nunca creí un día que encontraría tal amistad. Pero tuve la suerte de encontrarla. Y no hay ni un día que esa persona no pase por mi corazón. Y cuando lo hace sonrío, por le quiero. Le quiero por su alegría de vivir, por su comprensión y por su sencillez. Le quiero por ser como es.»
Este testimonio va dirigido a todas esas personas que están buscando una amistad sincera o que dudan de si ésta existe de verdad: no desistáis. La amistad sincera existe, sólo hay que ser tal cómo somos y no renunciar a nuestra personalidad. Entre todas esas amistades “pasajeras”, se esconde alguna amistad sincera. Y sólo el tiempo os la mostrará.