«La amistad es sinónimo de amor. La amistad es confianza, honradez, complicidad, saber aceptar los defectos y cualidades de la otra persona, saber escuchar, encontrar soluciones en caso de dificultades, saber a quién confiar ciertas cosas de nuestras vidas,… Es una comprensión sin necesidad de hablar, es poder compartir las alegrías, las penas, las lágrimas, los pequeños finales de felicidades, las dudas,… En definitiva: la amistad es una bella mezcla de sentimientos.»
Esta bella definición expresa completamente lo que es la amistad y todo lo que ella conlleva. Y es que estamos ante uno de los sentimientos primordiales de la vida. Como dice una bonita reflexión “Una vida sin amor sería soledad. Una vida sin dulzura sería cruel. Una vida sin confianza sería vacía. Pero una vida sin amistad no sería una vida.” Y es que la vida, sin amistad, no es nada.
La amistad se va formando poco a poco, y el tiempo la va afianzando. Conforme más conocemos a nuestros amigos, más los admiramos y más tiempo queremos pasar con ellos. Y paulatinamente se crea un sentimiento de confianza. Confianza en que esa persona siempre va a responder por y para ti. Y es que cuando cuándo la vida sonríe, la amistad es sencilla. Pero la verdadera amistad se aprecia en los momentos difíciles, cuando la vida nos coloca pruebas tormentosas. En ese momento nos damos cuenta de quienes son nuestros verdaderos amigos. Como dice otra gran frase: “Es fácil estar bajo el sol. Lo difícil es aguantar la tormenta.” Y los verdaderos amigos la aguantan.
Los amigos son imprescindibles para el hombre, ya que somos seres sociales por naturaleza. Generosamente y por amor, nos entregamos a otros. Y nos unimos a ellos en diferentes cruzadas, compartiendo nuestras vidas con ellos. Los amigos son parte del camino para lograr ser felices. En muchos de los momentos más especiales de nuestra vida, van a estar presentes nuestros amigos.